Páncreas - Diabetes mellitus tipo I

¡Hola de nuevo! Hoy vamos a hablar de nuevo sobre el páncreas, por lo que si no habéis leído ya la entrada Páncreas - Diabetes mellitus tipo II relacionada con ello, es momento de hacerlo.

Al igual que en otras ocasiones, vamos a presentar un caso clínico que nos va a facilitar la comprensión de los conceptos y alteraciones relacionadas con el páncreas.

Caso clínico

En esta ocasión vamos a hablar sobre una mujer de 37 años que lleva padeciendo diabetes mellitus insulinodependiente, es decir, diabetes mellitus tipo I, durante 12 años.

Fuente: MiSistemaInmune

Antes que nada, recordemos qué es la diabetes mellitus tipo I. Como ya sabéis, se trata de una enfermedad crónica que representa entre el 5-10% de la diabetes a nivel mundial. Cabe destacar que esta enfermedad se puede diagnosticar a cualquier edad, pero lo más frecuente es mostrar síntomas en la infancia o adolescencia. Además de ser una enfermedad crónica, es una enfermedad autoinmune, es decir, nuestro propio organismo ataca a nuestras células. Así, en este caso el sistema inmunitario destruye las células β pancreáticas, disminuyendo así la síntesis de insulina hasta llegar a un punto en el que se deja de sintetizar. De este modo, las personas que padecen esta enfermedad necesitan adquirir insulina de forma exógena, lo que se realiza mediante inyecciones de insulina diarias. Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que es tan grave tener poca insulina como tenerla en exceso. Por lo tanto, es muy importante realizar un seguimiento cercano de los niveles de glucosa en sangre, midiendo la glucemia de 4-6 veces por día.

Tal y como se explicó en esta entrada, el seguimiento se puede realizar mediante un medidor de glucosa en sangre, o, con menor frecuencia, mediante un análisis de sangre. Así, esta mujer acude a la consulta para realizar un análisis rutinario y se obtienen los siguientes resultados:

En primer lugar, podemos observar que los niveles de HbA1c son superiores a los valores de referencia. El análisis de HbA1c o hemoglobina glicosilada es muy habitual para realizar un diagnóstico de diabetes o para realizar un seguimiento de la enfermedad, tanto de diabetes mellitus tipo I como tipo II

Esta prueba se basa en la medición del nivel promedio de glucosa en sangre durante los últimos tres meses (4-12 semanas), y es el mejor parámetro para evaluar el control glucémico. Más concretamente, mediante este análisis se mide el porcentaje de glóbulos rojos en sangre unidos a glucosa (glicosilados). Este vídeo explica en mayor profundidad esta prueba:


Por lo tanto, cuanto mayor sea el porcentaje obtenido, mayor será la cantidad de glucosa en sangre. En este caso, la paciente muestra un porcentaje de HbA1c superior al valor de referencia, lo que indica que la paciente tiene hiperglucemia. Esto puede ocurrir por dos motivos: la paciente no ha seguido el tratamiento de manera adecuada durante los últimos meses o el tratamiento aplicado no es el adecuado.

Por otro lado, se puede observar que la tensión arterial es ligeramente inferior al valor de referencia pero no es preocupante. En este tipo de exámenes es importante medir la tensión arterial ya que la hipertensión arterial, junto con la diabetes, son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio, enfermedad vascular periférica o ictus. De hecho, muchos pacientes de diabetes tipo I desarrollan hipertensión al cabo de varios años, y es un signo que indica posible daño de los riñones (mejor conocido como nefropatía diabética). 

Esta relación entre la diabetes y la tensión arterial se basa en que con el tiempo, niveles elevados de glucosa en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos y los nervios que los irrigan. Este deterioro va a provocar alteraciones en la tensión arterial, lo que puede derivar al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Así, ya hemos mencionado que la nefropatía diabética puede estar asociada a la hipertensión, pero, ¿y a la hipotensión? Efectivamente, la hipotensión es un síntoma de la denominada microangiopatía. Esta es una enfermedad que daña los vasos sanguíneos más pequeños, lo que provoca un deterioro y la muerte de las células musculares que rodean estos vasos. Esto va a provocar la reducción del flujo sanguíneo, dando lugar a una enfermedad denominada neuropatía autonómica cardiovascular (NACV). Esta enfermedad tiene diversas manifestaciones y causas, destacando entre ellas la microalbuminuria y la nefropatía diabética, que están estrechamente relacionadas.

Fuente: Vaidam.com

En primer lugar, la nefropatía diabética es una esclerosis y fibrosis de los glomérulos renales, que está causada por los cambios metabólicos y hemodinámicos derivados de la diabetes mellitus. Para saber si la paciente padece esta enfermedad, una manera de evaluar el estado y funcionamiento de los riñones es mediante la determinación de los niveles de albúmina en orina.

La albúmina es una proteína relativamente grande que se encuentra en la sangre. Cuando llega al riñón, esta proteína es filtrada y reabsorbida para ser devuelta a la sangre, de modo que no debería detectarse en la orina. No obstante, cuando hay daño glomerular, el riñón va a ver alterada su capacidad de reabsorción, de modo que habrá presencia de albúmina en orina. Así, este proceso se conoce como albuminuria, y en función de la cantidad de albúmina que haya en la orina, se clasificará en microalbuminuria macroalbuminuria.

Fuente: National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIH)

CONCLUSIÓN

Los niveles de hemoglobina glicosilada sugieren que la paciente no ha realizado un buen seguimiento de la diabetes. Los efectos de esta desregulación, aunque leves por el momento, pueden verse reflejados en la tensión arterial, que es ligeramente más baja de lo recomendado. Además, a pesar de que el nivel de albumina en orina de la paciente esté en el límite recomendado, es un valor bastante elevado, lo que puede ser un signo de que el mal seguimiento del tratamiento de la diabetes puede estar causando problemas a nivel renal. Esto podría agravarse hasta dar lugar a enfermedad renal e insuficiencia renal.

Del mismo modo, un mal control glucémico, junto con la presencia de microalbuminuria e hipotensión son factores que pueden derivar en el desarrollo de neuropatía autonómica cardiovascular (NACV). Por lo tanto, es muy importante prevenir esta situación.

En primer lugar, la paciente debe ajustarse a las recomendaciones del médico en cuanto a la aplicación de insulina, además de controlar la glucemia frecuentemente. Por otro lado, una forma de reducir la albuminuria es mediante la ingesta de algún medicamento que reduzca la presión arterial, que suelen ser bloqueadores de los receptores de angiotensina. Sin embargo, como la paciente tiene la tensión ligeramente baja, sería recomendable prescindir de estos medicamentos y limitarse a seguir una dieta adecuada (planificada por profesionales) así como a realizar ejercicio frecuentemente.

BIBLIOGRAFÍA:

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