Introducción a las pruebas diagnósticas - Cáncer de próstata

La determinación de la presencia o ausencia de una enfermedad se realiza mediante pruebas diagnósticas. Para saber qué prueba se ajusta mejor a la detección de cada enfermedad, hay que estudiar en profundidad tanto la enfermedad como el método de análisis concreto. En esta entrada, nos vamos a centrar en esto último, en aprender a validar una prueba diagnóstica.

Antes de comenzar, es necesario conocer ciertos requisitos básicos que deben cumplir las pruebas de diagnóstico para poder ser empleadas.


Como se puede observar, con las pruebas diagnósticas se van a obtener dos tipos de resultados, positivos o negativos. Estos van a determinar si un paciente es enfermo o sano, pero no siempre se obtienen resultados que son ciertos. De este modo, se contemplan cuatro situaciones:
Así mismo, los parámetros que determinan la validez de una prueba diagnóstica dependen de otros conceptos sumamente importantes:
  • Especificidad ➝ capacidad de detectar a los individuos sanos como sanos, es decir, que al estudiar la muestra de un individuo sano se obtenga un resultado negativo.
  • Sensibilidad ➝ capacidad de detectar a los individuos enfermos como enfermos, es decir, que al estudiar la muestra de un individuo enfermo se obtenga un resultado positivo.
  • Eficiencia / eficacia ➝ indica, del total de resultados, la proporción de ellos que son verdaderos, es decir, cuan acertada es una prueba en detectar lo verdaderamente cierto (VP y VN).
  • Valores predictivos indican la probabilidad de que un individuo que ha obtenido un resultado positivo sea enfermo (valor predictivo positivo, VP+) o que un individuo que ha obtenido un resultado negativo sea sano (valor predictivo negativo, VP-).
  

Caso clínico: cáncer de próstata

Para comprender todos los conceptos mejor, vamos a basarnos en un grupo de 2.641 pacientes de los que se sospecha que pueden padecer cáncer de próstata (pulsa aquí para más información sobre el cáncer de próstata). Para detectar a los enfermos, se quiere validar la prueba diagnóstica de la exploración del recto, con la que se van a obtener dos tipos de resultados: tacto rectal normal y tacto rectal anormal.

A la hora de validar pruebas, siempre se realiza una comparación con otra prueba que va a ofrecer los datos más fiables posibles. De esta se obtienen las cantidades de enfermos y de sanos reales. Así, en los casos de cáncer, la prueba suele ser una biopsia, y el valor obtenido de enfermos es de 1.121, que se conoce como estándar de oro. La biopsia se utiliza como referencia y no se aplica a todos los pacientes de manera rutinaria ya que es una prueba demasiado invasiva. Además, conocemos que la sensibilidad de la prueba del tacto rectal es de 56,6%, y que hay 1.251 VN.

Con toda esta información, podemos ir calculando otros parámetros. Para empezar, sabiendo que la sensibilidad relaciona los VP y los FN, y que el estándar de oro es el total de enfermos, es decir, VP y FN, obtenemos ambos valores, 634 y 487 respectivamente. Finalmente, una vez conocidos los VN (dato de partida), VP y FN, podemos restárselos al total de pacientes (2.641) para así obtener los FP, que son 269.
De este modo, construimos la denominada tabla de contingencia, que es una herramienta muy útil para analizar la relación entre diferentes variables:
Una vez conocida esta información, se pueden analizar ciertos parámetros como el porcentaje de pacientes que tienen un tacto rectal normal, así como los que tienen un tacto rectal anormal:
% pacientes con tacto anormal = Total de positivos (VP+FP) / pacientes totales = 34,2%
% pacientes con tacto normal = Total de negativos (FN+VN) / Pacientes totales = 65,8%

Validación diagnóstica

Los resultados anteriores solo nos daban información sobre la tasa de positividad/negatividad de la prueba, por lo que es más interesante calcular otros parámetros para la validación de la prueba de exploración del recto.

En primer lugar, se pueden averiguar la sensibilidad y especificidad, así como la eficiencia, ya que van a estar directamente implicados en la validez de la prueba. Haciendo uso de las fórmulas mencionadas anteriormente, se obtienen:
La eficiencia indica que no es una prueba muy buena para la detección de VP y VN, es decir, va a detectar muchos FP y FN. En cuanto a la sensibilidad y especificidad, ambos valores son relativamente bajos, predominando una baja sensibilidad. Teniendo en cuenta que estamos analizando cáncer de próstata, enfermedad que queremos detectar lo más temprano posible y que no se puede dejar sin tratar, nos interesa aumentar más la sensibilidad para así reducir los FN.
Por otro lado, también podemos calcular los valores predictivos, obteniendo un VP+ del 70,2% y un VP- del 71,97%. De nuevo, ambos valores son bastante bajos, y no son intrínsecos a la prueba ya que dependen de la prevalencia de la enfermedad en la población en estudio.

*Para los que no sepáis o recordéis lo que es la prevalencia, esta es la proporción de individuos de una población concreta que presentan una característica o enfermedad. Por ejemplo, la prevalencia de diabetes mellitus tipo 2 en España en mayores de 18 años es del 13,8%.

Conclusiones

Tras analizar todos los resultados, podemos determinar que la exploración del recto no es una buena prueba para detectar cáncer de próstata, por lo que se debería mejorar la especificidad y, principalmente, la sensibilidad de la prueba. Además, a pesar de aumentar dichos parámetros, si bien la exploración del recto podría emplearse como prueba de screening o cribado, al ser una prueba tan invasiva sería recomendable sustituirla por otra menos agresiva para el paciente, como puede ser una prueba sanguínea de PSA.

*Para comprender mejor los conceptos de sensibilidad y especificidad, os invito a consultar este vídeo.

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