Sistema endocrino - Glándula tiroidea

Ahora que ya conocéis la dinámica de este blog, sabréis que es hora de presentar algunos casos clínicos relacionados con el sistema endocrino para tener una mayor comprensión del mismo.

En esta ocasión, vamos a hablar sobre la glándula tiroidea, por lo que antes de presentar el caso debemos adquirir ciertos conocimientos básicos sobre esta glándula.

Glándula tiroidea

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer

La glándula tiroidea es una glándula localizada debajo de la laringe, de unos 5 cm de diámetro, que está dividida en dos lóbulos conectados entre sí por una estructura denominada istmo. De esta forma, se suele decir que tiene forma de mariposa o de pajarita. Esta glándula se organiza en folículos, que se tratan de unas esferas recubiertas por unas células específicas conocidas como tirocitos, que secretan sustancias al interior de la esfera, formando el denominado coloide.
Fuente: Anatomía, Histología y fisiología de la glándula tiroides. Aprendizaje Médico (UNACH)

Esta sustancia secretada por los tirocitos es, principalmente, tiroglobulina, una proteína precursora de las hormonas tiroideas T3 y T4.

Síntesis de las hormonas tiroideas

La síntesis de las hormonas tiroideas T3 y T4 comienza con el transporte de iodo a través del torrente sanguíneo. El iodo entra en los tirocitos, y sale hacia el coloide, donde va a unirse a residuos de tirosina pertenecientes a la tiroglobulina.

Fuente: Häggström, Mikael (2014). “Medical gallery of Mikael Häggström 2014”. WikiJournal of Medicine 1 (2). DOI:10.15347/wjm/2014.008. ISSN 2002-4436.

A cada tirosina pueden unirse 1 o 2 átomos de iodo, de modo que se obtiene lo siguiente:
  • Si se unen dos tirosinas con 2 iodos cada una ➝ se obtiene una molécula con 4 átomos de iodo, denominada tiroxina T4.
  • Si se unen 1 tirosina con 1 átomo de iodo con otra tirosina con 2 átomos de iodo ➝ se obtiene una molécula con 3 átomos de iodo, denominada triiodotiroxina T3.

Finalmente, una vez sintetizadas estas hormonas T3 y T4, son secretadas al torrente sanguíneo para llevar a cabo sus funciones.

Funciones de las hormonas tiroideas

Las hormonas tiroideas tienen efectos en casi todos los sistemas del cuerpo, destacando las siguientes funciones:

Una de las funciones esenciales es el aumento de la tasa metabólica, que incluye el aumento de carbohidratos en sangre (efecto hiperglucemiante), el aumento de la captación de aminoácidos y síntesis de proteínas, o el aumento de la cantidad de lípidos circulante (aumento de la lipólisis).

Regulación de la secreción

El eje hipotálamo-hipófisis-tiroides controla la secreción de las hormonas tiroideas. El hipotálamo produce un péptido denominado hormona liberadora de tirotropína o TRH, que estimula a la hipófisis para que libere la hormona tiroestimulante o TSH. Finalmente, TSH va a estimular tanto la síntesis como la secreción de T3 y T4. Y, además, también transporta el iodo a la glándula tiroidea.

Por lo tanto, la liberación de T3 y T4 está regulada de forma positiva por TSH, mientras que T3 y T4 van a regular de forma negativa la síntesis de TSH y de TRH: inhiben su síntesis.

La última característica a destacar es que el modo de actuación de TSH es mediante su unión a unos receptores de membrana de los tirocitos. Cuando se padecen algunos tipos de enfermedades autoinmunes concretos, el sistema inmune es capaz de producir unos anticuerpos dirigidos a este receptor de TSH, que impiden la unión de TSH al receptor, teniendo diferentes efectos. Estos anticuerpos se denominan anticuerpos antirreceptores de TSH, que son los que se han medido en la paciente.

Caso clínico

Vamos a estudiar el caso de una mujer de 35 años que muestra ciertos síntomas como cansancio, palpitaciones, diarrea y dificultad para conciliar el sueño. Del mismo modo, ha perdido 4 kg a pesar de no estar siguiendo ninguna dieta, y manteniendo el apetito inalterado.

Debido a que estos síntomas no son específicos para ninguna enfermedad, lo primero que se realiza es un examen físico, con el que se encuentran las siguientes características:

Viendo estos síntomas en conjunto, se sospecha que esta mujer puede tener alguna alteración relacionada con la glándula tiroidea, por lo que se le realiza un análisis de sangre para medir los niveles de las hormonas tiroideas, de TSH y la presencia de anticuerpos antirreceptores de TSH:

Lo primero que llama la atención es la elevada cantidad de T3 y T4 que posee la paciente. Esta sobreproducción suele indicar un aumento en la actividad de la tiroides, que se asocia al hipertiroidismo. El hipertiroidismo, así mismo, puede dividirse en dos tipos:

  • Primario ➝ se da una hiperfunción de la glándula tiroidea.
  • Central ➝ se da una hiperestimulación de la glándula por dos motivos:
    • Secundario: hiperfunción hipofisiaria, con la que aumentan los niveles de TSH.
    • Terciario: hiperfunción hipotalámica, con la que aumentan los niveles de TRH.
De este modo, un aumento de los niveles de T3 y T4 explican muchos de los síntomas que presenta la paciente, como el bocio debido a la falta de iodo, o la taquicardia y la pérdida de peso debido a al aumento de la tasa metabólica y de la frecuencia cardíaca.

Si ahora no fijamos en los niveles de TSH de la paciente, son muy inferiores a los valores de referencia, de modo que descartamos que padezca un hipertiroidismo central, que provocaría un incremento de TSH o de TRH (que posteriormente también provocaría un aumento de TSH, pero nunca una disminución).

Una de las causas más frecuentes de padecer hipertiroidismo primario, es que la persona tenga la enfermedad de Graves-Basedow. Esta enfermedad se caracteriza porque los pacientes muestran otros síntomas, además de los mencionados, como palpitaciones, hiperdefecación, fatigabilidad o intolerancia al calor, entre otros. Uno de los factores determinantes de esta enfermedad es la presencia de anticuerpos antitiroideos, ya que se trata de una enfermedad autoinmune. En la prueba realizada a esta mujer se encuentra la presencia de anticuerpos antirreceptor de TSH, que lo que provocan es una estimulación de los tirocitos para que produzcan una mayor cantidad de hormonas tiroideas. Cabe destacar que debido a esta sobreproducción de T3 y T4, el organismo intenta compensarlo mediante una disminución en la síntesis de TSH.

Conclusión

Por lo tanto, las pruebas realizadas son más que suficientes para diagnosticar a la paciente con hipertiroidismo primario, en concreto la enfermedad de Graves-Basedow. Sin embargo, también se podrían realizar técnicas de imagen, como una ecografía o un centellograma, de la tiroides para ver si toda la glándula tiroidea está hiperactiva.

El tratamiento de esta enfermedad consiste en la ingesta de medicamentos antitiroideos que regulan el uso del iodo en la formación de hormonas tiroideas. Además, junto con estos medicamentos, se suelen suministrar bloqueadores beta, que sirven para controlar la sintomatología mediante un bloqueo de los efectos de las hormonas tiroideas. En este caso, como la paciente tiene 35 años, en función del tamaño de su tiroides y de cómo responda a los medicamentos, también se podría administrar iodo radiactivo. Finalmente, en casos en los que no se pueda administrar este iodo radiactivo, o que el bocio sea muy voluminoso, se podría recurrir a la cirugía para extirpar toda o parte de la glándula.

Además, una vez se ha tratado a la paciente, hay que realizar un seguimiento del progreso ya que es muy habitual que personas que han padecido hipertiroidismo desarrollen después hipotiroidismo. Así, se realiza un examen anual de las hormonas tiroideas y de los niveles de TSH, y, en caso de desarrollar hipotiroidismo, basta con suministrar hormona tiroidea de forma artificial para tratar esta condición de manera eficaz y segura.

Espero que hayáis aprendido algo sobre esta glándula tiroidea, y nos vemos en la siguiente entrada con una glándula diferente: la glándula suprarrenal.

BIBLIOGRAFÍA:

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